Ocurre de manera repentina o tras algún padecimiento. La muerte es un hecho que entristece, causa angustia y ansiedad. Durante el velorio a los familiares y amigos los embarga el dolor. Pero hay maneras de enfrentar el deceso de un amigo o familiar desde la bondad, el reconocimiento, la amistad y el amor.

Hay personas que se acercan a la urna donde yace el fallecido para agradecerle por todos los momentos vividos, las enseñanzas recibidas, el acompañamiento en momentos difíciles. Dan las gracias y se despiden de manera amorosa; un gesto que ayuda a disipar la tristeza y seguir adelante con sus vidas. Otra forma de agradecer, según la religión de cada familia, es ofrecer unas palabras durante el funeral, en un corto discurso a través del cual se reconocen las virtudes de la persona que ha muerto, su manera de integrarse a la sociedad, su calidad humana.

Los familiares normalmente seleccionan para este discurso al miembro más sosegado para que el efecto sea el deseado: paz y esperanza. Las ofrendas florales son otra manera de despedirse con amor de quienes han muerto. Estas ofrendas, con formas distintas, llevan inscripciones o tarjetas con mensajes de consuelo para los familiares que atraviesan un momento tan dramático y significativo en sus vidas y requieren apoyo de amigos y parientes.

También pueden llevar mensajes de agradecimiento a la persona que ya no los acompaña en el plano físico, ruegos porque tenga un descanso eterno en paz. Los mensajes también suelen estar orientados al recuerdo; en muchos se puede leer: “Siempre te recordaré con alegría y admiración” o “Tu recuerdo siempre me acompañará, gracias por estar a mi lado”.

Son frases cargadas de amor, agradecimiento y respeto por la persona que ha muerto. En las culturas de América Central y Sudamérica se acostumbra ofrecer novenarios. Durante nueve días a partir del entierro se ofrecen rosarios, en casa o en una iglesia, por el descanso eterno del fallecido.