Una de las primeras recomendaciones ante la muerte de un ser querido y el período de duelo es interiorizar que es normal sentir tristeza, miedo, desconsuelo. Es un período de adaptación a una nueva realidad, donde falta un miembro de la familia, la pareja o un amigo muy querido.

Durante el duelo se experimentan también síntomas físicos como fatiga, insomnio, pérdida del apetito, náuseas. Saberlo permite tomar medidas para no dejarse absorber por una enfermedad ante un fallecimiento. Solo el conocimiento de estos factores permitirá salir adelante durante el duelo por muerte, pues se trata de un momento muy difícil que tarde o temprano se tiene que enfrentar.

El tiempo que toma el duelo a cada persona es distinto; puede ser de seis meses a un año. Lo fundamental, en todo caso, es el entorno social del afectado. La presencia de otros familiares, el apoyo de los amigos son vitales, sumados a la propia conciencia de no sucumbir a la tristeza sino reponerse y seguir adelante.

La aceptación de la pérdida y de los sentimientos que ésta genera es el primer paso para sobrellevar el duelo. No se da de un momento a otro, es algo progresivo, que se da poco a poco. En segundo lugar, es importante dejar que salgan los sentimientos, llorar y desahogarse; hablar con terceros acerca de lo que se siente y pedir ayuda si considera que lo necesita para llevar a delante el duelo por la muerte de un ser querido. En este proceso no hay lugar para la vergüenza; las personas deben abrirse a la comunicación y así evitar la ansiedad. Un tercer consejo es mantenerse ocupado pero sin excederse. Se trata de no pensar todo el tiempo en lo sucedido pero sin cargarse de responsabilidades como una forma de escape que solo generará más angustia. Y esto va de la mano con una cuarta recomendación que invita a cuidarse, darse un tiempo para reflexionar, con calma, alimentándose bien, descansando, compartiendo con el resto de la familia y los amigos.