Cuando una persona fallece lejos de su país de origen los familiares pueden solicitar la repatriación de su cuerpo o cenizas. Consiste en el traslado a través de los permisos pertinentes concedidos por las autoridades del país donde ha ocurrido el hecho.

La repatriación dependerá de las normas y leyes del país desde el cual serán regresados los restos o el cuerpo. Normalmente, los trámites se realizan ante el consulado de ese país.
La documentación exigida para la repatriación de un cadáver puede incluir la copia certificada de la defunción emitida por las autoridades pertinentes. La misma deberá ser legalizada por el consulado. También pueden exigir la certificación de embalsamamiento así como la autorización de salida o documento de tránsito. Si fuera necesario, los documentos tendían que estar traducidos al idioma requerido. Los documentos deben mostrar la dirección de la funeraria que recibirá el cuerpo en un ataúd metálico debidamente sellado.

En el caso de repatriación de cenizas, también se exige normalmente el acta de defunción emitida por las autoridades y legalizada en el correspondiente consulado. Asimismo, el certificado de cremación y el de tránsito debidamente legalizados y traducidos si es necesario. El traslado de las cenizas se hace en un contenedor sellado que luego se introduce en una caja sólida para el traslado a su destino.

Es posible que las autoridades del país donde ha fallecido el familiar soliciten la autopsia del cuerpo. Otros requerimientos pueden incluir una orden de un juzgado para la realización de los trámites. La repatriación puede tardar en promedio 48 horas. Pero ello varía de acuerdo con las normas de cada país.
En todo caso, los familiares interesados en la repatriación deben obtener información sobre el trámite ante el consulado del país para dar curso a la recaudación de los documentos pertinentes.