Ante los sentimientos que desencadena enfrentar una muerte violenta es importante mostrar comprensión, sensibilidad y respeto. Es lamentable, pero a diario ocurren innumerables muertes violentas y los testigos son impactados por este hecho por largo tiempo.

Los testigos y dolientes entran en shock y pueden requerir atención médica por desmayos, pérdida de contacto con la realidad, aislamiento, ataques de ira o de pánico.
La muerte es por naturaleza un hecho que nadie quiere enfrentar. Mucho menos queremos que alguien pierda la vida de forma trágica. Sin embargo, ocurre y es preciso atender a los afectados oportunamente para ayudarlos a enfrentar la circunstancia.

Un aspecto que se debe tener en cuenta al tratar casos de duelo por muerte violenta es que al hablar del tema los sentimientos van a surgir de forma descontrolada, a presión. Saberlo ayudará a mantener la calma, a no culpar a otros por sacar todo lo que tienen dentro sin control. Esto permitirá que los dolientes no se sientan avergonzados ni culpables, sino escuchados y comprendidos.

Sin duda, es fundamental no minimizar los hechos como tampoco evitar hablar de lo ocurrido. Aunque es doloroso, se debe hablar de la muerte, de los sentimientos que genera en cada uno de los testigos, para encontrar paz, disminuir la pena y el dolor.

Es recomendable solicitar la orientación de un especialista que tiene las herramientas médicas y prácticas para manejar la situación y ayudar a los afectados. Es frecuente que sean remitidos a terapia de grupo, donde pueden hablar libremente sobre cómo se sienten y qué piensan que podría ayudarlos a sentirse mejor.

Luego de las sesiones de terapia correspondientes es posible que los dolientes se sientan con suficiente confianza para organizar un reconocimiento a la persona que ha muerto trágicamente, como una manera de recordarla y mostrarle amor y reconocimiento.