El cuidador no profesional es normalmente un familiar de la persona que se encuentra en un hospital o en casa, y cuya condición no va a mejorar. El cuidador sabe que ese ser querido en algún momento morirá.

Pero mientras no ocurre el deceso, es fundamental que se ocupe de su propio cuidado y salud para evitar el deterioro físico y emocional.

Para mantenerse saludable, el cuidador debe primero que nada estar consciente del arduo trabajo que significa cuidar a un paciente, para entonces trazar un plan de acción que incluya todas las responsabilidades.

Luego, es primordial vigilar su alimentación personal. El hecho de tener que salir a diario al hospital consume sus energías y lo pone en contacto con escenarios que pueden vulnerar su sistema inmunitario. Para evitarlo, es importante que coma bien, variado, saludable y con calma. Además, debe hidratarse y de vez en cuando darse un gusto, comer un postre que le guste a solas, en ese lugar de preferencia.

Otra forma de cuidarse es hacer un poco de ejercicio físico. Puede hacerlo yendo al gimnasio o haciendo caminatas pausadas. Esto le ayudará a despejar su mente de las preocupaciones que derivan del cuidado de un ser querido, sobre todo cuando se está consciente de que pronto se irá del plano físico.

Pedir ayuda o apoyo cuando lo considere necesario es otra vía para cuidarse. No es debilidad, simplemente se trata de cuidar su salud, evitar que se deteriore por excesos cometidos durante el cuidado del paciente a su cargo.
No dejar de lado los planes e ilusiones personales es primordial para la salud del cuidador no profesional. A pesar de la circunstancia, puede seguir alimentando sus planes de estudiar, casarse o disfrutar de su jubilación una vez que llegue el momento de despedir al ser querido que cuida con amor, respeto y dedicación.